viernes, diciembre 11, 2009

Cuando el viento sopla

Se encontraba sentada al pie de la escalera desvencijada de aquella antigua casa, la cual había hospedado en décadas anteriores a sus padres y abuelos y a los padres de éstos. Sí, era una casa con historia, con fantasmas de polvo que se escondían tras los cuadros del pasadizo y desaparecían ni bien uno les ponía el ojo encima. Recordaba esos largos almuerzos familiares de los domingos, cada año más cortos y fríos, la posición en que se sentaban en la mesa, que no había variado desde que tenía memoria, o incluso antes, quizás. De niña no le había encontrado mayor sentido a ello, suponía que en algún momento el abuelo habría asignado al azar los asientos, y habían permanecido así por costumbre, o por la flojera de dedicar unos minutos a un tema tan banal como la posición en la mesa. Sin embargo, a mí, ya para entonces más joven, sí que me importaba...
Había un velo de sobriedad y ocultismo en aquellas reuniones que, si se analizaba desde fuera uno no podía más que desear gritar ¡AHHHH! para ocasionar reacción alguna en aquellos cuerpos de plástico que fingían charlar naturalmente sobre temas ya antes estipulados y usando las frases ya acordadas implícitamente. No podía más con todo ese teatro, en el cual el último hombre en pie era quien sabía sujetar de mejor manera su máscara, de modo que ésta no pudiera ser arrebatada por algún otro competidor, en aquel juego sádico y satírico que tenía lugar todos los domingos a la 1 de la tarde; y del cual más adelante sería partícipe, llegando a manejar el arte de la hipocresía con mayor perfección que cualquiera...

-Uno escrito hace unas semanas, en la carpeta mágica de la palm :L

No hay comentarios.: