I am The Resurrection (8)

Tan sólo somos unos minúsculos paréntesis en la línea del infinito. Se abren nuestros paréntesis en determinada época al nacer, y se cierran al morir.
Hay tanta (¡tantísima!) gente que ya los paréntesis ni deben diferenciarse en aquella delgada línea, parecerá toda multicolor, pues cada uno lleva su vida de distinta tonalidad.
Y, poniéndome ahora a pensar… si en todo este gigantesco espacio no soy más que un pequeñísimo punto… ¿qué razón tiene entonces la vida? ¿formar un punto más en aquella perpetua línea, aquella que ni notaría el espacio ausente en el que debía estar yo, con mis historias, sueños e ideales?

¡Qué grande parece el pensamiento de un hombre, qué vasto, qué complejo!, mas al analizarlo desde fuera de la sala de cine no es más que otro punto de plástico que conforma uno de los 2 dados eternos, que giran y giran atemporales dentro del poema de Vallejo.
Dios te creó, y a mí, y a ti, y a ti también, ¿para qué?, ¿qué sentido tiene lanzarnos a ser un ladrillo más en este infinito?
Cuántos mundos distintos coexisten en la misma línea, cuántas verdades, realidades y demás…
Tú abres y cierras paréntesis, pero Tú trasciendes a lo lejos, Tu paréntesis nunca fue abierto y nunca cerrará, por ello me esfuerzo en afirmar: Tú no existes
simplemente eres y siempre fuiste y siempre serás.

Y verás pasar cientos y miles, millones de arco iris, porque tu condena es la peor que podrían penarle a un humano: ser inmortal, convertirse en nada y tan sólo ser y mientras tanto ser nada.